A los quince años, me gustaba pasarme por unos conocidos grandes almacenes que siempre tenían una sección de libros a muy bajo precio, descartes, o remesas de editoriales, autores que ya no se leían o que habían pasado de moda hacía mucho tiempo. Entre las joyas, pues la mayoría de ellos eran grandes novelas, me llamó la atención un libro gordo, gordísimo: 1126 paginas para ser exactos, se llamaba: “Vladimir G. Korolenko, novelas y cuentos, obras escogidas” de la Editorial Aguilar, segunda edición, 1966.
Le eché un rápido vistazo y fue amor a primera vista, pero con reparos, los nombres de los cuentos y las novelas cortas me encandilaron: “El músico ciego”, “malas compañías”, “El sueño de Makar”, “Detente Sol”… Sin embargo, el nombre del autor me dio, debo reconocerlo, un poco de miedo: Vladimir Galaktionovich Korolenko. «Madre mía» pensé, «Esto tiene pinta de tostón a lo Tolstoi»… tenia quince años, perdonadme la blasfemia, pero se vino conmigo. Lo leí con pasión, con emoción, con devoción y el enamoramiento se convirtió en amor verdadero.
Korolenko nació el 27 de julio de 1853 en la ciudad ucraniana de Zhitomir. Su padre era juez, con una gran cultura, hombre honrado que no se vendió a la corrupción imperante y que por tanto, murió pobre. Sólo gracias a los esfuerzos de su madre, que logró sacar adelante a sus cinco hijos, pudo Vladimir acabar sus estudios de bachiller. Durante este tiempo de infancia y adolescencia, escucha Korolenko cuentos y tradiciones populares tanto de su madre como de vecinos, criados… relatos plagados de duendes, brujas, diablos, ninfas, cosacos (como la ascendencia de su padre: cosaco ucraniano), labradores, reyes. Personajes y tradiciones que hacen crecer en su corazón un gran amor por su tierra (Su madre era Polaca y no fue sino hasta 1893 a raíz del Levantamiento de Enero, que os recomiendo buscar pues las repercusiones geopolíticas repercuten hasta nuestros días, que la familia decidió su nacionalidad como rusa), sin embargo, al hacerse mayor y con el cambio de estatus por la muerte de su padre, se da cuenta de que esos relatos románticos, no tienen nada que ver con la realidad que observa.
Le impresiona sobremanera la dura vida de los mujics, campesinos rusos sin tierra, siervos de la gleba, tratados como los esclavos que eran, de manera inhumana. Su sensibilidad no podía comprender la injusticia de este trato, todo ello antes de leer a Gogol y sus “Almas muertas”. Los siervos eran para la mayoría de los propósitos considerados propiedad del terrateniente y podrían ser comprados, vendidos o hipotecados en contra, como un bien. Para contar los siervos, y personas en general, se utilizaba la palabra «alma»: por ejemplo, «seis almas de siervos». La trama de la novela se apoya en las «almas muertas» es decir, «siervos muertos» que se inscriben en los registros de la propiedad).Ver Wikipedia para resumen novela, mejor leerla entera…
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Pasa a estudiar en el Liceo de su comarca y allí comienza a leer libros y autores clandestinos como Taras Shevehenko o la novela social “Que hacer” de Chernishevski. Sensibilizado desde su infancia con el tema social, ve aumentada su Pravda ( justicia o verdad), un afán casi místico que anida en el alma rusa por la verdad y la razón, (debo tener algo de rusa pues la Pravda mueve también mi alma, que tiembla ante la injusticia y la mentira).* (parafraseando a Luis Abollado, prologo :”Vladimir G. Korolenko novelas y cuentos, obras escogidas” pag 18 .)
En 1871 llega a San Petersburgo para estudiar en el instituto Tecnológico, lleno según sus propias palabras de «un lacerante sentimiento de la sinrazón social». Nos encontramos pues ante un joven, sensible y culto, que ama su tierra y preocupado por la marcha de Rusia, que lleva en esos momentos un tremendo retraso en el cambio hacia la modernidad y el capitalismo. No es si no hasta 1861 que los siervos son manumitidos, pero eso no satisface a la juventud intelectual que quiere una Rusia moderna y europeizada, no como imitación, si no en la búsqueda de un camino propio hacia la prosperidad.
Surge un movimiento: El Populismo, promovido por los intelectuales que ven en el campesinado, una especie de revolución romántica, muchas veces desde la ignorancia de la vida real del pueblo, pero que es vista como una amenaza por el gobierno zarista.
En 1874 se trasladó a Moscú y se unió a la Facultad de Agricultura y Silvicultura de Moscú . Fue expulsado de ella en 1876 por haber firmado una carta colectiva de protesta contra la detención de un compañero de estudios y fue exiliado a la región de Vologda , luego a Kronstadt , donde las autoridades acordaron trasladarlo, atendiendo a la súplica de su madre. En agosto de 1877, Korolenko se inscribió en el Instituto de Recursos Minerales de San Petersburgo, donde se convirtió en activista social (además aprendió el oficio de zapatero para acercarse al pueblo y también por necesidad económica, cosa que le vino muy bien dado sus posteriores exilios tanto para ser aceptado en las remotas aldeas donde fue enviado, como para ganarse la vida). Ocho meses después fue denunciado por un espía de la 3ª Sección, arrestado y enviado al exilio, primero a Vyatka , luego al distrito de Vyshnevolotsky (donde pasó seis meses en la cárcel) y más tarde a Tomsk . Finalmente se le permitió establecerse en Perm.
Korolenko se lo toma con humor y dice que el Estado le ha deparado la oportunidad de acercarse al pueblo y estudiar su vida, al escribir a un amigo de la Academia: «Recordará usted mi ilusión por hacer un viaje en el verano. Pues ya me tiene usted viajando aunque sea con ronzal». (¿No es absolutamente maravilloso? Me falta el icono del corazón).
Realmente Korolenko había sido un socialista de silla, un intelectual romántico de buena voluntad, un hombre justo que veía de lejos la injusticia, pero es la deportación la que lo acerca a la Realidad con mayúsculas y las miserias de la vida del campesino, a la pobreza de su pueblo, el de verdad. Es por ello que se distancia del movimiento político y se adentra en su propia visión cuando comienza a denunciar como escritor, activista social y periodista.
En agosto de 1881, mientras estaba en Perm, Korolenko se negó a jurar lealtad al nuevo zar ruso Alejandro III (acto que se exigió que realizaran algunos presos políticos y exiliados tras el asesinato de Alejandro II) y fue nuevamente exiliado, esta vez mucho más lejos, a Yakutia. Pasó los siguientes tres años en Amga, un pequeño asentamiento cercano a Yakutsk, donde realizó trabajos manuales pero también estudió costumbres e historia locales. Las impresiones de su vida en el exilio le proporcionaron un rico material para sus escritos, que comenzó a sistematizar al llegar a Nizhny Novgorod, donde finalmente se le permitió establecerse en 1885. Aunque siguió viajando bastante, esta vez por su propia voluntad.
A partir de entonces (Con “El sueño de Makar”), sus escritos, novelas y cuentos comienzan a tener éxito y poco a poco obtiene reconocimiento. Viaja incluso a América en 1893 de cuya inspiración surge “Sin Lengua”, la historia de un campesino ucraniano sin educación, luchando en América, incapaz de hablar una palabra en inglés.
Korolenko ya bien establecido entre los escritores rusos, fue miembro de la Academia de Ciencias de Rusia, pero renunció en 1902 cuando Maxim Gorky, su protegido, fue expulsado como miembro debido a sus actividades.
Korolenko fue activista de los derechos humanos y de la justicia, más que por ideales políticos por ideales humanistas, tuvo grandes éxitos como periodista y como publicista. Su vida da para mucho más que un artículo y no quiero hacerlo pesado, deseo sobretodo despertar vuestra curiosidad para que os acerquéis a este maravilloso escritor y gran persona a quien le preocupaba de verdad sus congéneres de todas las clases sociales o credos (escribió contra los Progrom, la caza salvaje del judío, en su relato “La casa número 13”, por ello y por otras defensas de colectivos débiles recibió amenazas de muerte).
Abrió comedores gratuitos cuando entre 1891-92 hubo una gran hambruna y le dio visibilidad, pues el relato completo de los horrores que presenció serían compilados en el libro V golodny god (В голодный год, In the Year of Famine, 1893). El gobierno del zar se desentendió de las penurias de su pueblo y reprimió las protestas, por ello Korolenko siempre se enfrentó al despotismo del Zar y también al bolchevique años más tarde, pues la injusticia es la injusticia y hay que confrontarla venga de donde venga. El soñó con un país social y justo hasta el día de su muerte. Su corazón, como no podía ser de otra manera, no pudo resistir más. Vladimir Korolenko murió en Poltava, Ucrania, el 25 de diciembre de 1921. El 25 de diciembre…
En resumen, Korolenko es un escritor profundo pero a la vez con una prosa llena de humor y sátira, romántico en la rudeza de la realidad, es el Vicente Blasco Ibáñez ruso, os recomiendo que lo leáis y disfrutéis de su filosofía y su pluma, pues realmente no estamos en muchos sentidos tan alejados de los problemas y penas tan tristes y tan universales.