La Reconstrucción

RECONSTRUCCIÓN. Jesús García Amezcua

Cuando hablamos de “La Reconstrucción”, de los puentes que hay que levantar, de los consensos y de “arrimar el hombro”, las imágenes sugeridas son de felicidad, de alegría, de abrazos, música suave y sonrisas. Sin embargo, la realidad ha salido huyendo ante la propuesta vital de nuestros políticos, quizá reflejo de nuestra sociedad, quizá por que es lo que somos, un país cainita, lleno de rencor, de odio y de injustificación. La realidad se impone a las palabras vacías que nos llegan desde el poder, desde las esferas del engaño y la traición.

Los medios de comunicación cuentan lo que quiere escuchar el cliente. Los programas, las series de televisión, incluso el cine, es una amalgama de productos prefabricados que juegan en base al logaritmo del click más utilizado. Siguiendo este principio, lo único que deberíamos ver es fútbol. Pero hay otras posibilidades: las posmodernas, las que crean un entorno favorable o destructivo a ciertas categorías ideológicas. El cliente paga para que el periodista le informe sobre lo que ya sabe.

La masa se modela con jeringazos de felicidad, de ensoñación y de discursos infantiles. Muerto el individuo, la masa es carne de cañón.

En este caldo de cultivo se hace difícil “reconstruir”. Es depresivo.

Vivimos en una confrontación continua, rebosante de slogans, de premisas panfletarias vacuas. Mientras tanto, la realidad es que los valores sociales se han perdido. Todo se ha convertido en una estrategia y en el “´sálvese quien pueda”. La precariedad económica, los impuestos asfixiantes, la deslealtad de socios, empresarios y trabajadores, la inseguridad jurídica a la par que legislativa, los funcionarios acomodaticios y apesebrados, los partidos políticos auténticas trituradoras de votos e ilusiones y, sobre todo, el castigo mortal de la inexistencia del derecho al fracaso.

Sin Fracaso no puede haber Reconstrucción, reconstruir no es crear algo nuevo, no es inventar, es recoger el lodo de la decepción, los cascajos de la crisis, ver dónde se resquebrajaron y, desde la concepción prístina y deconstructiva, inyectar el aliento nuevo de vida, desde las heridas, desde el dolor y la frustración, para que cicatricen y nunca olvidemos qué nos llevó a eso.

En Japón se acuñó una palabra: “Kintsugi”, que podríamos traducirlo como el paso del tiempo en el arte. Los japoneses crearon este arte reconstruyendo objetos de cerámica de gran valor, al menos, emocional, con una especie de pegamento dorado que crea una pátina de ese color entre las fisuras pegadas, ofreciendo nuevas dimensiones del artefacto artístico desde su base, desde el origen generador de ideas y conceptos, por donde ha pasado la huella del tiempo, y donde toman una nueva dimensión palabras como sabiduría, antigüedad, tiempo, …: Valor.

Reconstruimos para repensar, para retomar el camino desde donde nos perdimos. Atravesar las diagonales y paralelas, las transversales, los cruces de camino en el desierto y buscar una sombra en la que refugiarnos mientras dibujamos el diagrama de nuestro viaje. La odisea que no debemos rehuir, la catarsis personal y colectiva para evolucionar en la Revolución del Ser y, de la Sociedad como punto de encuentro.

Dejemos a un lado a los lobos y a las hienas, acorralémoslas, démosles de lado y castiguémoslas desde la ignominia, pero, ¿Cómo se puede hacer esto con miedo? La valentía que quedó en los caminos de la precariedad ha de renacer con fuerza y transmitirla, agruparnos y caminar juntos. El trayecto en solitario es más rápido, pero es más corto. Ni las coacciones, ni los sesgos ideológicos, las contradicciones o las inseguridades en las que hemos construido nuestra seguridad, pueden coartarnos. Ya no somos niños. ¿No somos héroes? Demostrémoslo.

Ya no hay dioses en los que refugiarnos, los héroes de las películas no existen, estamos solos con nuestros semejantes y hay mucho semejante malo y la maldad, al igual que la bondad, existe, es intrínseca a nosotros.

La manipulación política y la esclavización de las instituciones y monopolios. Las libertades abolidas, el control de las personas, la separación de los poderes del estado diluida, creando oligarquías, medios de comunicación adocenados y el individuo incapaz de pensar por sí mismo, embebido en una especie de SOMA, nos ha atado, nos ha convertido en siervos en pro de egos. Nadie piensa en ti ¿serás capaz de pensar tú en ti? ¿serás capaz de ayudar a tus compañeros de viaje? ¿querrás hacer las cosas bien?, ¿sin trampas? Ya no hay marcha atrás. Después de leer este artículo, sólo puedes recoger tus pedazos rotos y pegarlos, ensamblar el alma que han querido enclaustrar y erigir la bandera de la Libertad, de la Igualdad y de la Fraternidad.

Amor y Lucha en el camino donde sólo Caminarán los Valientes en un Infierno de Cobardes.

 

Jesús García Amezcua