Miguel Berrocal (Villanueva de Algaidas, Málaga 1933- 2006) expone en este momento en Centre Pompidou Málaga, siendo uno de los 41 artistas españoles reunidos en la exposición De Miró a Barceló. Residieron en Francia entre 1920 y 2020 y junto con Picasso, dos malagueños presentes en esta muestra. Su escultura Strip- tease (opus 57) figura entre las obras expuestas. Gracias a la generosidad de su viuda, Cristina para los amigos, María da Gloria Cristina Amelia Valeria Antonia Blais de Sajonia- Coburgo Gotha y Braganza en el registro civil; puedo extraer/ resumir unas páginas del diario del artista desde 1955 hasta 1969.
- Becario en París, ese invierno fue especialmente frio (“20º bajo cero, con sogas en la calle para que la gente se pudiera agarrar”) y quedaban solo restos de artistas en los cafés, pues muchos de ellos, ya con dinero, se habían trasladado al campo. Conoció y frecuentó a Giacometti, Cárdenas, Julio Cortázar… En el verano de 1956 alquiló un estudio en Mougins cerca de La Californie, residencia de Picasso. Siempre que iba a visitarlo le decían, “el maestro no está”. Un día puso el pasaporte en manos de la guardiana e inmediatamente apareció Picasso. Le hablaba respetuosamente de usted. –“Es que para mí, usted es como Dios”. –“Pero muchacho, ¿es que tú le hablas a Dios de usted?” Hablaron y comentaron sobre su tierra natal, Málaga y aquella misma tarde coincidían en Cannes en la proyección de Le Mistere Picasso de Clouzot, disfrutando Miguel de los comentarios del maestro.
Cerca de Versailles, en Crespieres, compró un terreno y visitó a Le Corbusier para que le proyectara la casa y un estudio para escultor. Al año ya podía vivir en una construcción de hormigón visto y paredes con cristales dobles y antitérmicos. Mientras se construía la casa realizó dos esculturas en madera y yeso: Torso Benamejí y Torso Her, y a partir de ahí, casi exclusivamente el hierro.
- En Crespieres, su terreno, era una segregación del parque del chateau de Borbón Parma y el príncipe, muchas veces iba a verle trabajar con su mascota, un jabalí tenido con una cadenita. Más tarde el castillo fue habitado por Mel Ferrer y Audrey Herburn que eran ya clientes suyos, de su época de pintor en la Galerie Druand David. Cerca, vivían George Brassens y Tatí que en 1964, su productora, Specta film realizó el primer documental sobre las esculturas. Respecto al lado puramente físico de sus obras, “me tuve que fiar de mi intuición, de mi capacidad de observación y de mi habilidad y manualidad. Escogí el hierro como material fácil de trabajar, cargado de presencia plástica y expresividad.” Pronto pasó de la soldadura en hierro a experimentar con chapas para modelar formas redondas. A base de eliminar y cortar con el soplete, doblar, calentar y martillear, consiguió formas esferoides y repujadas con volúmenes. Dio mucha importancia a las texturas y los viejos depósitos de agua le inspiraban con su formidable plasticidad y su interior carcomido.
“La palabra tecnología molesta injustamente a muchos artistas y puristas de la crítica, porque en griego techne= arte y logos= tratado”. La tecnología, para Berrocal, como conjunto de conocimientos propios de un oficio mecánico, era absolutamente necesaria, y no estaba de acuerdo en que el arte debe ser meramente intuitivo, tal vez por su formación como arquitecto y matemático. El antropomorfismo tradicional en la escultura, decayó con las vanguardias, pero aún los más abstractos no se escondían de apoyarse en cierta figuración. El mismo Chillida, amigo suyo, investigando sobre sus manos demuestra que no hay por qué rehusar una cierta realidad.
Continuará….
Maite Santolaria
Escritora
EL PARÍS DE MIGUEL BERROCAL. ESCULTOR Parte 1.
Mayte Santolaria