La Reconstrucción

El origen o camino del Zen. Carmina Martínez Remis

El Zen (disciplina utilizada en distintos ámbitos como la espiritualidad, la mente o el pensamiento) es un concepto muy ambiguo, de hecho, es difícil entender su significado y motivación.

Así pues, empezare desde el principio que es como se empieza o nace casi todo:

El Zen es una experiencia no verbal inaccesible por medios literarios. Para saber lo que es el Zen es necesario experimentar personalmente esa forma de vida.

Una de las principales características del Zen es no dejarse llevar o ser convertido por cualquier constitución o creencia, por esa razón esta disciplina nunca ha sido una institución. Era y es individualista universal. Ninguno de los grandes maestros tuvo la intención de dirigir y organizar una secta o sociedad o religión. En el conocimiento del Zen hay una comprensión nada sentimental del ser humano, que, en otras disciplinas o religiones, sufre por conseguir la salvación.

El Zen en algunos casos está considerado una ramificación directa de las enseñanzas de Buda Gautama.  Sus seguidores o adeptos cuentan que predicando el maestro trasmitió su doctrina, la “trasmisión de la mente”, a su discípulo Mahakasyapa y este a su vez a Ananda y así hasta veintiocho patriarcas hindúes, el último de ellos fue Bodhidharma que viajó hasta China en el siglo VI trasmitiendo su doctrina siendo el primero en esas tierras hasta Wei Lang que fue el sexto y último patriarca por varias cuestiones dentro de los grupos.

Quiero resaltar, antes de continuar, para que no haya ningún mal entendido, que el Zen no está en contra de las creencias. El Zen es una forma adecuada para los que prefieren la contemplación, meditación y conexión con el Todo.

El Zen nace en la India pasó a China en el siglo VI y en el siglo XIII, pasó a Japón que es donde se desarrolló más ampliamente, a través de un monje japonés llamado Eisai, que viajó a China para estudiar el Zen y volvió a Japón para fundar el primer monasterio Zen en la ciudad de Kioto.

Hoy el Zen está dividido en dos escuelas principales: Rinzai y Zen Soto. Eisai fundo Zen Rinzai, años más tarde su discípulo Dogen fundo Zen Soto y el siglo XVIII se fundó la escuela Obaku introducida por Ingen, esta última ahora forma parte de la escuela Rinzai. Como nota diré que mientras el Zen Rinzai da más importancia a la base de los ejercicios el Zen Soto emplea muy pocos. El Zen fue credo de los guerreros samuráis, la clase militar asumieron esta disciplina como base de preparación. El Zen exigía acción, una disciplina rigorosa, confianza en sí mismo y desprecio por la muerte.

El camino de Zen es algo irracional e ilógico que comienza cuando la mente alcanza un punto en donde no hay salida, hasta llegar a la incomprensión lógica, donde el ser se aparta de los signos y los conceptos. Es aquí en donde reside la esencia del Zen.

-Un sabio dijo: “La verdad no debe buscarse con la ayuda de nadie”

Es decir, la verdad está en tu propio espíritu, dentro de ti. El Zen no admite cultos y plegarias, no venera objetos exteriores. Ver la naturaleza original eso es el Zen, no siendo nada eso es “vacío”, por consiguiente “ver en su propia naturaleza” es ver en el “vacío”.

El Zen dice que nuestro verdadero yo no es un concepto mejorable porque ya es él mismo y no necesita mejoras. Hay un poema Zen que dice:

“En el paisaje de la primavera no hay ni alto ni bajo;

las ramas floridas crecen de forma natural, algunas altas, otras cortas.”

 

Desde luego la dificultad del Zen reside en volver la atención desde lo abstracto y lo concreto, del yo simbólico, a la verdadera naturaleza. El Zen nos presentó el método de “apuntar directamente”, es decir, llamar nuestra atención e imponer el hecho de lo inmediatamente real, por eso practicar el Zen sin sentirlo no sirve para nada, por ello se habla lo menos posible del Zen y lo que se hace es ir directamente a la realidad concreta.

“En un monasterio el cocinero del mismo entro en el momento que el maestro dijo señalando un jarrón: “Sin llamarlo jarrón, decirme que es”. Alguien contestó: “No se puede decir que sea un trozo de madera”. El cocinero se acercó al jarrón lo dio una patada y se fue. Ahí estuvo la respuesta.”

El Zen es un producto original del espíritu, se puede considerar como forma de misticismo, pero es diferente a todas las demás formas de misticismo en su práctica y en sus últimos objetivos.

Para los seguidores del Zen la práctica de la meditación es importante. La acción sin sabiduría, sin tener una clara conciencia de lo que es el mundo en realidad, no sirve de nada. Ser incapaz de quedarse sentado y atento con la mente completamente en reposo, significa ser incapaz de experimentar plenamente el mundo en que vivimos.

Se puede conocer el mundo sólo con pensar en él o estar haciendo algo, pero si primero no se experimenta más directamente y se prolonga la experiencia sin extraer conclusiones precipitadas, no se logrará el objetivo.

Por último decir que el Zen es no vincularse a la mente, no aferrarse a la pureza, ni preocuparse de permanecer inmóvil. Es no ser estorbado por las cosas en general. No tener ningún pensamiento conmovido por las circunstancias exteriores de la vida sean buenas o malas. Exteriormente, ser libre de la noción de forma, interiormente, no estar turbado. Este es el camino del Zen. Cuando un humano está vinculado exteriormente a la forma, su mente interior esta turbada. Los que reconocen un mundo objetivo y permanecen sin turbarse, son los que están en el camino de Zen.

 

Carmina Martínez Remis