La Reconstrucción

El París de Miguel Berrocal. Escultor. Parte 2. Maite Santaolaria

  1. Teofrasto de Heráclito dice que el cosmos más bello es un cúmulo de residuos reunidos por el azar. Siguiendo esta teoría, Berrocal (a veces también, su  homólogo Müller) frecuentaba un enorme depósito que con riesgo de su vida, ya que era una montaña inestable, móvil, demasiado peligrosa, y conseguía materiales y hierros fantásticos. Este mecanismo de ready- made que ya tenía sus letras de nobleza con el famoso manubrio y sillín de bicicleta de Picasso, le interesó un tiempo, mientras completaba la serie del Crimen de Cuenca. Camilo decía, era la flor y nata de la barbaridad. Después de esta etapa, empezó a proyectar y dibujar sus esculturas haciendo planta, alzado y sección, terminando en las famosas axonometrías, hechas sin ordenador.

En París estaba la galería Kriegel que tenía vocación para la escultura y entró en contacto con ella, pero no le dejó ver nada hasta pasado un año. En la primera exposición la galería dejó que encargara el catálogo en Italia y ahí, en Verona encontró la mejor fundición para sus obras. Esto fue el inicio de una aventura muy importante para él. Esta primera exposición individual, preparada con esfuerzo e ilusión, le situó en primera fila entre los escultores y le aportó nuevas posibilidades. El pintor suizo Honneguer le presentó a su paisano, el escultor Müller y éste a su vez, como le habían gustado las esculturas, le presentó a su mercante en Nueva York, Albert Loeb. Éste apareció en su estudio en Crespieres acompañado de su padre Pierre Loeb, marchante en París quien le propuso entrar a formar parte de su écurie. Tuvo que renunciar, con pena, por no faltar al compromiso moral con Krieger. Un verdadero conflicto ya que Pierre Loeb era uno de los mejores marchantes de Europa. No obstante, en 1962 le incluyó en The News Acquisitions, primera exposición colectiva en Nueva York. Más tarde, en la misma galería: Berrocal, Ipousteguy y Müller.

  1. En la Bienal de Venecia fue jurado y “después de haber pasado horas y horas sobre la pintura, querían despachar la escultura sin más, a lo que yo me opuse y se le concedió el premio para este escultor.” Se le concedió a Diurka. “Dos años después, en 1966, me concederán el Premio de Escultura en la misma bienal”.

1968 fue un año de grandísima actividad. Exposiciones en Palais de Beaux Arts (Bruselas), galería Appel und Fertsch (Frankfurt), galería Krugier (Ginebra) … La Embajada de Francia le comunicó que el Ministro de Cultura, André Malraux le nombraba Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres de la Republique Francaise, distinción del Estado Francés que él aceptó. Cuando le presentaron al ministro, Berrocal tenía 35 años y le preguntó por su padre. “- No, no, el escultor cést moi.” Su sorpresa fue mayúscula ya que hacía muchos años que oía hablar de este escultor.

Realizó dos esculturas: Sainte Agathe II (op. 103) y Alfa Romeo (op. 104) y un libro objeto Petite rapsodie de la main de la cual se hicieron cien reproducciones seriadas y numeradas. También un brazalete desmontable en tres elementos, una serie de grabados, una cabeza en resina… “Terminé Cleopatra (0p. 106), que cierra el ciclo de las Conversation Pieces. A partir de este año, va a ser mucho más intensa mi dedicación a la edición seriada de determinadas esculturas.”

En este momento, en la ciudad de Málaga, la Fundación Miguel Berrocal expone sus obras en el Museo Málaga (Palacio de la Aduana) y en Centre Pompidou Málaga: De Miró a Barceló un Siglo de Arte Español que permanecerá hasta el uno de noviembre de 2021. En estos momentos, únicos en la historia de la humanidad, ambas exposiciones están temporalmente cerradas, como en todos los museos del país.

Maite Santolaria

Escritora