La Reconstrucción

Amor y compañía incondicional (nuestras mascotas). Brenda Rojo

¡¡Advertencia!! 

Se recomienda su lectura antes de adquirir bajo los efectos de compras compulsivas navideñas u otras fechas.

Posibles efectos adversos: Su obtención previa consulta, falta de conciencia o reflexión podría dañar sentimientos irreparablemente.

Contenido del envase: amor y compañía incondicional.

Todo artículo nace de una ilusión, del amor por algo o alguien, desencadenando un pensamiento o imagen que, sin previo aviso, te asalta sin hora ni lugar, llamando a tu mente con la fuerza de un meteorito y como este, brillando en la oscuridad de la paz mental de la que disfrutabas, para revolucionar durante un tiempo una idea que esculpes a golpe de palabra hasta darle la forma idónea al mensaje que quieres transmitir. Cuando el significado se ha acoplado abrazando la melodía soñada, ya está listo para su misión.

El mío nace de una perdida, la de mi amada mascota. Después de la aceptación, me sobrevino el enorme vacío del principio que, como en todos los duelos fue transformándose poco a poco, en lo que nunca imaginé, agradables recuerdos y anécdotas fueron llenando mi alma y atesorados como el más grande de los regalos recibidos, me hallé con el gozo interior de innumerables momentos pasados juntos.

Resulta extraño, pero cada historia es diferente, incomparable, única. Y cada criatura conformada de su propio temperamento esconde una personalidad inigualable.

El concepto que actualmente tenemos de ellas viene a ser como la de verdaderos hijos adoptivos a los que acogemos sin sufrir dolores de parto, ni desvelos nocturnos, tampoco nos quita el sueño el color de sus vestidos y otros objetos de gran importancia que adquirimos en la dulce espera que dedicamos para nuestros futuros retoños biológicos, ¿entonces? ¿por qué les tomamos tanto cariño a nuestras mascotas al punto de convertirlos en un miembro más de la familia?

¿Será quizás porque demuestran una fidelidad sin límite del que da sin esperar nada a cambio? ¿o porque irrumpen en nuestro mundo con una naturalidad y alegría desinteresada que solo puede emerger del corazón?

¿Qué hace que saquen lo mejor de nuestra esencia?

Por la ternura que provocan y su gran capacidad de amar, el enlace que une humano y animal se ha convertido desde tiempos inmemorables en un acto de recíproca compañía, amor y fidelidad.

¿Cuántas veces hemos sido testigos en medios de comunicación de historias inverosímiles de perros que esperan a sus amigos humanos en hospitales o en cementerios hasta el final de sus días? ¿Y qué decir de su extenuante protección dando su vida por salvar incondicionalmente la de su amigo bajo cualquier circunstancia?

Por otro lado, opiniones como, «es mi mejor amigo», «solo le falta hablar», «no podría estar sin él», y un largo etcétera de decisivas muestras de afecto, te hace comprender que son muchas las personas que harían todo lo que estuviera en su mano, si su fiel amigo lo necesitara.

La proliferación de mascotas en los últimos tiempos se asocia a la falta de comunicación entre humanos, principalmente en grandes ciudades, donde las urbes nos aíslan por completo de la vida social para la que por naturaleza fuimos definidos, contribuyendo a este incremento la imposibilidad de tener descendencia, o desear ampliarla.

A raíz de esta insólita agregación familiar, se ha creado una industria que genera una gran economía de la que subsisten multitud de personas, desde veterinarios y farmacéuticas hasta peluqueros, fabricantes de comida, vestidos, e infinidad de objetos de uso diario.

Grandes lemas publicitarios y campañas basadas en concienciar a la población además de la obligación del injerto del microchip, han ayudado a acabar en gran medida con el abandono de mascotas en muchos países, pero que no las veamos abandonadas por la calle no significan que no existan. Las asociaciones de acogida a animales sin hogar están llenas de criaturas que pasan injustamente sus días, dentro de un minúsculo habitáculo esperando ser rescatadas por alguien.

Es obvio que a todos nos enamora un cachorro, su fragilidad y dulzura nos presenta un cuadro de lo más idílico creado en parte por un sistema basado en el consumo con un claro objetivo; el de promover un comercio que en muchas ocasiones deja mucho que desear en cuanto a la seguridad y bienestar del animal, conllevándonos a la absurda creencia que su juventud ayudará a establecer una unión más fuerte y una mejor adaptación de nuestras necesidades.

La gran mayoría de nosotros idealizamos una raza determinada a veces incluso de moda, sin tan siquiera estudiar otras posibilidades; que por la cercanía de las fechas que se aproximan no estaría mal replantearnos.

¿Estás seguro del paso que quieres dar?

Un animal de cualquier tipo precisará necesidades básicas como alimentación e higiene. Las intervenciones médicas también son cuestiones importantes nada económicas que hay que tener en cuenta para valorar si podemos hacernos cargo de semejante responsabilidad.

Plantearnos si estamos dispuestos a adaptar nuestras futuras vacaciones al nuevo miembro o de lo contrario alguien en nuestra ausencia podrá hacerse cargo de ella, así como prever la asistencia a un educador por motivos de carácter si fuera necesario, son necesidades primordiales, como lo es para muchos de nosotros trabajar fuera de casa, este hecho puede suponer una carga de estrés emocional para algunas mascotas que llegan a sentirse abandonadas durante todo el día, por lo que dedicación afectiva y una parte de nuestro tiempo deberían ser motivo de reflexión antes de dar el paso final.

¿Dónde acudir?

Antes de hacerlo a una tienda o criador, dirigirnos a una asociación de animales abandonados, puede satisfacer expectativas no imaginadas. Después de ello es posible que seáis alguno de vosotros quienes el año próximo os animéis a escribir para deleitarnos con vuestra experiencia con “el que hayáis querido compartir una parte de vuestra existencia”.

Normalmente, quien acude a una denominada “perrera” para hacer una visita y encontrar a un futuro amigo «de por vida» demuestra no solo el tipo de persona que es, sino la gran satisfacción personal que obtendrá con su acción durante el resto de su vida.

Una protectora de animales solo tiene perros feos y enfermos que nadie quiere e incluso abandona. Es una frase cruel, poco humana y socialmente incorrecta, pero su existencia merece afrontarla. Las asociaciones protectoras están llenas de animales esperando ser adoptados.

En muchas ocasiones se relacionan estos lugares con seres de poco valor, y aunque es cierto que hay animales abandonados debido a problemas que cobardemente personas que un día los acogieron no quisieron asumir, otros han sido separados de sus amigos humanos, por desafortunados desenlaces del anterior cuidador que están lejos de pretensiones de renuncia a su querida mascota.

No hay que olvidar que un animal no es comparable a un objeto de alta gama que se pueda exhibir para demostrar nada, es un ser vivo y denominado de raza o no, es perfecto y valioso desde su nacimiento, y merece nuestro respeto.

En la asociación seleccionada, aconsejarán con respecto a la raza, tamaño y otras dudas que nos asalten por falta de espacio u otras necesidades pudiendo elegir al compañero ideal. Una experiencia que no dejará indiferente a quienes visiten la estructura, resultando impactante para personas sensibles debido a su desempeño como orfanato de animales que un día fueron la gran ilusión de alguien y que, por circunstancias de la vida, quedaron desgraciadamente solos.

Al llegar a estos centros, y observar detenidamente el comportamiento de sus miembros, descubriremos a través de sus miradas encendidas las expectativas de esperanza puestas en el observador. Conscientes de su oportunidad ante el forastero, intentan dar todo lo que llevan dentro, exigiendo en modo de ladrido la atención del visitante, incluso me atrevería a decir que en muchos casos es el animal quien revolviéndose hacia este de una manera desgarradora lo elige a él, descubriendo de una manera casi mágica la gran conexión que hace olvidar por completo la edad, raza y proveniencia, permaneciendo solo la imperante necesidad al primer contacto físico, de alejarlo de ese terrible lugar.

Otros, rendidos e inmóviles dejan en silencio el tiempo pasar. Estos animales también merecen una alusión especial, ya que su carácter más sosegado y tranquilo a pesar de no demostrar una alegría desbordante pidiendo una oportunidad, puede revelar una pacífica convivencia muy apreciada para algunos adoptantes, que también podría provenir fruto de la tristeza por la infinidad de tiempo de encierro sufrido.

Dada la suprema inteligencia de las mascotas ¿cree alguien que su unión con quien le ha concedido una segunda oportunidad no será igual de fuerte que si lo acogiéramos desde su nacimiento? Después de su terrible experiencia estoy convencida de que la adopción une de manera más que considerable el vínculo entre las dos partes.

En pocos días una pequeña criatura se convertirá en el regalo de navidad o de reyes fruto del deseo de algún niño, como hemos referido anteriormente, nos llena de gozo la idea de que nuestro hijo tenga entre sus brazos al deseado cachorrito. Si esa es la razón que os lleva a elegir una cría, hay que considerar que es bastante probable que el sistemático deber de alimentación y cambio de deposiciones conlleve a que el niño pronto abandone la misión y sea el adulto quien se encargue de todas esas tareas.

Si lo que pretendemos es inculcar profundos valores desde edades tempranas, podemos conducir al niño hasta la asociación y explicarle exactamente el valor social de su acción al proceder a la elección de su futuro amigo o hacer de la inventiva las delicias del chiquillo explicándole una sugerente historia que transforme el animal en un pequeño héroe al que presentaremos finalmente en casa como una de las ideas más originales y bonitas que podemos crear para nuestros hijos, no solo para colmar su ilusión de tener un fiel amigo de aventuras, sino para aportar con el aprendizaje que le damos, personas conscientes que proporcionen seguros valores en la sociedad presente y futura.

En el caso de gestionar la adopción para un anciano, este animal estará más que preparado desde el primer momento para llenar las carencias de la falta de compañía como pueden ser, fidelidad, calidez y alegría además de paseos y deposiciones en el lugar habitual.

La última de mis intenciones es despertar la «lágrima fácil» debido a la sensibilidad que produce el tema, el mío es un acto de benevolencia para agitar la conciencia y mitigar abandonos y abusos innecesarios de criaturas sin capacidad de defensa ni voz para explicar su sufrimiento, y si consigo (gracias a este mensaje hecho desde el amor y el respeto que profeso por nuestros fieles compañeros) despertar la conciencia de alguna compra navideña como mero gesto de capricho por tratarse de un adorable cachorrito, me daré por satisfecha.

Aunque es un tema difícil y delicado de afrontar, la muerte de la mascota es merecedora de otro artículo, desgraciadamente como todo en esta vida, también ellos un día se irán de nuestro lado, originando un extraño modo de tener que aceptar que habiéndolos incluido en nuestro círculo familiar tener que asumir su envejecimiento y muerte, produce un profundo dolor como consecuencia de nuestra escasa preparación para aceptar el final de la vida.

Concluyo mi escrito dedicando estas palabras a mi amigo Bugsy que me acompañó durante catorce años y, a todas las pequeñas y grandes criaturas que llenan nuestras horas y momentos con su fiel compañía, así como a todas aquellas personas que contribuyen a la felicidad recíproca entre humano y animal.

Los animales no son propiedades o cosas, sino organismos vivientes, sujetos de una vida, que merecen nuestra compasión, respeto, amistad y apoyo”

Marc Bekoff

Brenda Rojo

Escritora