La Reconstrucción

DATOS Y APARATOS (DEL ESTADO). Un intento metafórico de entender la pandemia. José Alcalá

Imagínense ustedes que, por algún motivo desconocido, las altas instancias de poder deciden insuflar un soplo de optimismo en la población y de un día para otro les da por informar de las tasas de natalidad. Ya sé que es un alarde de imaginación, pero hagamos un esfuerzo creativo. Imagínense que a partir de mañana los informativos de todas las cadenas, la prensa escrita y la radio abren las noticias con bellas imágenes de familias sonrientes que acaban de tener un hijo: “Ayer nacieron 1163 niños en España”. Al día siguiente el titular es “Más de 1000 niños nacidos, entre ellos 84 gemelos”. Los periódicos locales se suman con los datos de su localidad o comunidad “123 niños vieron la luz en Madrid” ó “ 67 nuevos partos ayer en el País Vasco”. “Sigue incrementándose el número de partos”, y cada día nos informan en primera página del número de alumbramientos. Los tertulianos de los medios, sin más noticias que comentar, empezarían a comentar estos datos con gesto grave “…de seguir en estas cifras no cabremos en este país dentro de 20 años” “…no habrá comida para todos” o “… no habrá trabajo, porque el mercado laboral no podrá asumir a tanta gente”, “…además, si siguen llegando inmigrantes nos van a quitar el pan”. Los titulares de la prensa se van oscureciendo: “2040: se avecina un caos”. Una vez que la sociedad ha sido alarmada del peligro tan grave en que estamos inmersos, y ha tomado conciencia de su irresponsabilidad, el gobierno decide llevar a cabo un plan de control de natalidad para impedir tamaño despropósito: sólo podremos tener un hijo por pareja, y no todas las parejas podrán tener descendencia, sólo aquellas que no presentan antecedentes de ningún tipo de enfermedad genética, ni mental (ya que se puede elegir, el gobierno prefiere un país de gente competente). Para ello se llevan a cabo unas medidas insólitas de prevención: todos los funcionarios deben hacerse una prueba de fertilidad. Mañana se la harán todos los pacientes ingresados en un hospital, y pasado mañana toda la población. No sólo aquellos susceptibles de procrear, sino todos, porque de paso aprovechamos la asistencia al centro de salud para un test de colesterol, porque parece que pudiera tener relación con la fertilidad, informaría la prensa. No se sabe con certeza, pero puede ser, porque hay unos estudios científicos que lo avalan. Aunque también hay publicaciones que han demostrado todo lo contrario. Las farmacéuticas, en un arrebato de responsabilidad social, ya están preparando una vacuna de esterilización para evitar la superpoblación. La sociedad, arrastrada por las circunstancias, acata las nuevas medidas: se incita a los testigos a denunciar a toda pareja sospechosa de tener relaciones sexuales. Si hay reincidencia se instalarán cámaras en sus domicilios. Al fin y al cabo es por nuestro bien…y el de nuestros hijos.

Es tan grotesco que cuesta imaginarse este escenario. Tanto como imaginar hace un año lo que estamos viviendo hoy día. Los datos son cifras sin sentido si no se ubican en un contexto determinado. Aún siendo reales, no son válidos sin el resto de información. En la Ciencias Sociales se estudia demografía partiendo de datos, pero se relacionan con los datos de población, si no es así son cifras sin relacionar que se denominan datos “absolutos”. Para que las Ciencias Sociales sigan siendo tal, debe deducir unos índices demográficos llamados tasas que responden a unas fórmulas concretas. De los titulares inventados más arriba, si nos bombardean a diario con ellos, podemos llevarnos la impresión de que efectivamente sobran niños en España. En 2018 nacieron un promedio de 1012 niños al día (según fuentes del INE), es decir 369.302 nacimientos ese año. Aún pueden parecer muchos, pero a su vez, murieron en España en 2018 427.721 personas (1172 al día). Es decir, nacieron menos niños que personas murieron; por lo que no tenemos asegurado el reemplazo generacional, para lo cual necesitaríamos 2’1 hijos por mujer. Para asegurar una tendencia en la evolución hay que comparar los datos de 2018 con los de años anteriores. Sabemos así que la tasa de natalidad (nº de nacimientos por año entre cada 1000 habitantes) está bajando hasta límites históricos. Y confirmamos la tendencia, pues el crecimiento natural (diferencia entre número de nacimientos y de muertes) es negativo desde hace varios años. Esto se explica por la alta población de edad avanzada que acumula un país que disfruta de la llamada sociedad de bienestar en que la esperanza de vida es elevada. Es decir, un estudio demográfico objetivo confirma que, desde 2015, mueren más ancianos porque aumenta la población de ancianos respecto a la población activa. De 47 millones de habitantes que tiene España actualmente, se prevé que para 2050 más del 30% de la población tendrá más de 60 años. Con esto, por supuesto, no estoy negando la pandemia, sino relativizando los datos que nos reportan, incluyéndola en el contexto real.

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Si los datos son absolutos, fuera de contexto, es muy fácil sacar conclusiones falsas. Por eso Einstein decía que “La estadística es la peor de las mentiras” porque si hay dos coches nos hace creer que tú tienes uno y yo otro, cuando los dos son tuyos. Ayer leía en la prensa “15.156 nuevos contagios y 328 muertos más” ¿Respecto a qué? Lo correcto sería decir: 15 mil positivos de 500.000 test realizados este mes. Así, y no de otra forma, podemos sacar un porcentaje real de una tasa de contagio y valorar el peligro. Otra cuestión es confundir positivos con contagiados, y contagiados con enfermos, de manera que se hace creer que esos 15 mil positivos están pasando la enfermedad. ¿Cuántos de esos positivos están realmente enfermos? Nunca refieren ese dato. ¿Cuántos de los fallecidos por covid han muerto por otras patologías, aunque hayan dado positivo o sufran síntomas compatibles a covid? Son muchos los datos que desconocemos, y los que sabemos están manipulados en su contexto. Evidentemente esto lo saben los “expertos”, los científicos y los políticos que toman tan drásticas medidas en base a estos datos (y no hemos entrado en la “tasa de eficacia” del PCR).

¿Por qué lo hacen todos los medios?¿Pretenden justificar las medidas adoptadas magnificando el peligro?¿Quizás piensan que si nos informan de los datos en su contexto no quedarían justificadas? Como poco, cabe deducir que tienen interés en propagar miedo, confusión y alarma ciudadana. ¿Por qué no se debate sobre las diferentes opiniones científicas, como siempre se ha hecho?¿Por qué no se crean comisiones de estudios científicos entre las diversas posturas?¿Se trata de buscar una verdad, una solución a tal catástrofe o de imponer una visión? La ciencia siempre se ha basado en analizar objetivamente todos los puntos de vista posibles para poder concluir alguna hipótesis que se acerque a la verdad. Sin embargo no se debate sobre posibles hipótesis, sino que se divulga una única y exclusiva visión. Nos dan como axioma una hipótesis que ademas no se ha debatido porque cualquiera que tenga una opinión diferente a la oficial es silenciado (o desprestigiado, censurado o defenestrado). Si no se crea un debate público y transparente, donde la población pueda conocer de primera mano las diversas posturas científicas, se da pie a pensar que no interesa buscar una solución, sino imponer una visión de los hechos. Hasta el punto de que se está debatiendo una ley de “desinformación” para prohibir otras opiniones; “desinformación” como eufemismo de censura.

Tenemos un ejemplo maravilloso de cómo se puede inducir a la población a creer en una ficción. En 1938 Orson Welles hizo creer a medio país que EEUU sufría una invasión extraterrestre., cuando sólo estaba representando radiofónicamente “La guerra de los mundos” de H.G. Wells. Otros ejemplos de cómo se ha manipulado a una sociedad entera desde el poder no es tan divertida. En Alemania, país culto y refinado, con un nivel de inteligencia contrastado, la propaganda nazi puso en marcha una maquinaria de convicción tan eficaz que hizo creer a una mayoría de la población que matar judíos y confiscar sus posesiones era no sólo patriótico, sino moral, porque así se pagaba la guerra contra el enemigo. La población civil colaboró activamente (cuando no mirando hacia otro lado) en el exterminio judío. El chivatazo, la delación y el “balconismo” mató a muchas familias de judíos en nombre de una ficción, de un relato construido por los nazis que, asombrosamente todos creyeron. ¿Cómo consiguieron que tantos millones de personas normales apoyaran, por activa o por pasiva, ideas tan inhumanas?¿Cómo normalizaron la violencia y el odio?¿Cuál fue su técnica de manipulación? La archiconocida frase de Goebels (ministro de propaganda) de “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Por eso conmino a todos a ver menos informativos y estudiar más Historia.

Yo no soy científico, ni sanitario, ni político. Soy un humilde profesor con cultura general que trata de pensar aún por sí mismo, sin ser abducido por el miedo, el odio, el color político, ni las falsas noticias (vengan de donde vengan). Intento distinguir la verdad de la mentira, y enseñar a mis alumnos a hacer lo propio analizando ellos mismos los hechos. El objetivo final de la educación es ese: lograr que el futuro ciudadano sea capaz de pensar libremente por sí mismo. Y no cercenar, sino fomentar la motivación y la curiosidad innata de todo ser humano a entender el mundo. Ese objetivo es cada vez más irreal y diametralmente opuesto al objetivo del poder, que no quiere que el ciudadano tenga un pensamiento propio, ni una opinión basada en el conocimiento. ¿Tendrá algo que ver este objetivo educativo con el hecho de que cada nuevo gobierno derogue la ley educativa vigente para imponer la suya propia? Todo el conocimiento está teñido hoy del filtro postmoderno de la falsedad, la mentira y la escenificación. Hemos normalizado el relato de la mentira confundiéndolo con la realidad, bautizándolo “Post verdad”. El conocimiento ya no se basa en el saber, sino en las creencias. Se acepta como verdad aquello que se repite mil veces y confirma las creencias propias. Descartes ya no diría aquello de “Pienso, luego existo”, sino “Creo, luego existo”. Ya no se busca la verdad objetiva, sino convencer al otro de mis ideologías. En una generación se ha conseguido que los estudiantes no beban de la fuentes de la sabiduría, sino de tutoriales y youtubers. ¿Qué concepto se tendrá de la sabiduría en el futuro? Se profana a diario la sabiduría en pro de la ignorancia. Hemos sustituido a los dioses por los datos, a los sabios por los agoreros de las redes sociales, a la Verdad por la postverdad, y a la moral por el poder. ¿Dónde ha quedado el ciudadano libre capaz pensar por sí mismo y tomar las riendas de su vida, de luchar por su libertad y sus ideales?¿En qué se ha diluido?¿Ya nadie es capaz de pensar por sí mismo?¿Todos hemos cedido nuestra conciencia a la inercia?¿Nuestra soberanía a las instituciones? Esta crisis no es sanitaria, es social, y durará lo que dure este proceso de empoderamiento personal. Cuando cada individuo sea capaz de hacer un trabajo personal para mitigar sus miedos, iras, rabias, fobias e ideologías, y sea capaz de no dejarse influir por modas, tendencias, ni ideologías estará en disposición de pensar por sí mismo. A partir de ahí podrá volver a acudir a las fuentes del conocimiento con mirada curiosa, limpia y objetiva. Y entonces podrá empoderarse para poner a disposición de la sociedad sus verdaderos talentos y trabajar por un mundo donde brille la Justicia, la Bondad, la Verdad y la Belleza. Hasta entonces sólo contribuiremos a hacer este mundo más injusto, más maligno, más falso y más feo. A la vista está.

 

José Alcalá

Historiador y Docente