Detrás de las dimensiones apocalípticas de COVID-19 se encuentran algunos de los temores masivos que se han acumulado y que ahora están encontrando una salida. Todo lo que sucede por el mundo sugiere que estamos viviendo en los últimos tiempos, según las profecías de la Biblia.
En 1968, Aurelio Pechei fundó el Rome Club, una ONG internacional. Es necesario un nuevo progreso económico, cuya creación requiere cambios fundamentales en la esfera política, social, cultural y en otros campos de la vida y la sociedad.
Casi simultáneamente, Bulgaria y España declararon un estado de alarma. Esto afecta directamente a los creadores que no pueden ejercer su profesión y obtener ingresos. Los artistas siempre han sido los representantes de la masa crítica de la sociedad y el motor del cambio social. Incluso en un momento tan crítico como el presente, siguen siendo solidarios y recuerdan constantemente de sí desde la pantalla del televisor, en las redes sociales y en las plataformas de streaming.
Las circunstancias de alarma que enfrentamos suponen no solo pérdidas gigantescas para el sector cultural, sino que también ponen en tela de juicio la existencia física de miles de artistas y centenares de organizaciones. Alarmamos que la situación actual literalmente pone en peligro de desaparición al sector, que esencialmente proporciona el intercambio cultural con Europa y el resto del mundo, así como el acceso público a contenido cultural internacional y arte independiente. La destrucción de este sistema tendrá un efecto irreversible y perjudicial para miles de profesionales con larga experiencia, así como para toda la paleta de pequeñas y medianas empresas involucradas directa e indirectamente en la realización de eventos culturales y contenido cultural.
Es importante que los Ministerios de Cultura y el sector independiente comuniquen conjuntamente al Gobierno y a la Comisión Europea la necesidad de medidas urgentes para frenar la destrucción del sector. El 13. 03. 2020 la Comisión Europea aprobó la medida solicitada por el gobierno danés de 13 millones de euros para apoyar los eventos cancelados a causa de la epidemia. Apenas hace una semana, la ministra de Cultura alemana, Monica Grüthers, dijo que no abandonaría ninguna institución cultural o artista en su país. Estos son solo dos de los muchos ejemplos de cómo los países de la UE están trabajando para salvar el sector cultural.
En este sentido hay tres medidas concretas consecutivas:
- La creación de un fondo social que apoye urgentemente a los artistas independientes directamente afectados por el estado de alarma.
- La creación de un fondo estructural que garantice la sostenibilidad de las organizaciones del escenario creativo independiente, que parcialmente apoye los gastos directos de su existencia.
- Reclamar la aprobación de medidas oportunas que garanticen la igualdad entre el sector cultural independiente y el estatal.
Desislava Tómova
Cineasta y Escritora